Artículo sacado de la web Infocopline. Es interesante porque contempla la figura de un psicólogo educativo, lo que ahora vendría siendo una especie de orientador, pero a la manera que reclamamos desde ésta y tantas asociaciones, un psicólogo por centro. Si en vez de gastar dinero en tantas absurdas tonterías, se decidieran a ponerse en marcha las autoridades educativas, seguro que todo estaría mucho mejor en educación. Estamos en una época en la que viste mucho introducir aparatitos en las aulas, pero que lamentablemente parece que esto nos aboca a que la pedagogía quede en manos de informáticos en vez de en profesores, a los que se les carga cada vez con más papeleo y se les exige que rellenen formularios en vez de exigírseles resultados en los pedagógico. Esta figura del psicólogo escolar nos quitaría más de un quebradero de cabeza, estoy seguro.
Fuente: infocoponline
LOS BENEFICIOS DE INCORPORAR PSICÓLOGOS EN LOS CENTROS EDUCATIVOS.
La Asociación Nacional de Psicólogos Educativos de EE.UU. (National Association of School Psychologists) ha publicado el pasado mes de septiembre un breve informe que recoge los beneficios de incorporar la figura del psicólogo educativo en los centros escolares, aportando estudios científicos que avalan dichas intervenciones.
NASP es una organización de EE.UU. no partidista que tiene por objetivo difundir información y recursos a padres y profesionales de la psicología y del contexto escolar, sobre las mejores prácticas en el ámbito educativo para mejorar el rendimiento académico, y específicamente, aquellas vinculadas al papel del psicólogo Tal y como señalan en el documento, la excelencia en la educación requiere "que cada estudiante esté preparado para aprender y que cada profesor esté formado para enseñar". Los psicólogos educativos pueden realizar intervenciones, tanto con los estudiantes, como con los profesores y las familias, para mejorar el rendimiento académico, reforzar conductas positivas y garantizar el bienestar mental de todos los estudiantes, y, específicamente, de aquellos que presentan serias dificultades de aprendizaje. En esta línea de actuación, la NASP subraya que la incorporación de psicólogos educativos en los centros escolares posibilita el avanze en la individualización de los procesos de aprendizaje, en la creación de climas escolares positivos y entornos seguros y sin violencia y en la mejora de la relación y del trabajo conjunto entre la familia y la escuela.
Los psicólogos educativos cuentan con un entrenamiento específico en evaluación, supervisión de procesos, estrategias de aprendizaje, desarrollo infantil y aspectos psicológicos asociados a este desarrollo, consejo psicológico, intervención en situaciones de crisis y desarrollo de programas de evaluación y de intervención, lo que les sitúa como una figura crucial en los equipos educativos.
El informe, titulado School Psychologists: Improving Student and School Outcomes, incide en la idea de que mejorar el bienestar emocional y preparar al estudiante para el proceso de aprendizaje mejora el rendimiento escolar, y aporta ejemplos específicos de intervenciones eficaces avaladas científicamente.
Las principales aportaciones, según la NASP, en relación a la incorporación de psicólogos educativos en los centros escolares, que inciden sobre la mejora del rendimiento escolar, son las siguientes:
1. Mejora de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Los psicólogos educativos pueden trabajar junto con el profesorado para motivar a todos los estudiantes a participar en su proceso de aprendizaje. Este tipo de intervenciones reducen las tasas de abandono escolar en educación secundaria (Reschly & Christenson, 2006; Sinclair, Christenson, Evelo, & Hurley, 1998) y mejoran el rendimiento académico (Catalano, Haggerty y cols., 2004; Battistich, Schaps y Wilson, 2004).
Los psicólogos educativos pueden trabajar con los estudiantes y familiares, como parte de un equipo multidisciplinar, para evaluar la necesidad de servicios de educación especial y diseñar intervenciones a este respecto. La investigación ha demostrado que este tipo de estrategias psicológicas producen un impacto positivo y substancial en los resultados académicos de los estudiantes (Forness, 2001).
Los psicólogos educativos pueden trabajar con los profesores para diseñar e implementar intervenciones académicas y conductuales. Las intervenciones que inciden en la promoción de conductas positivas en el aula han demostrado mejorar el rendimiento académico y disminuir los problemas de conducta (Luiselli, Putnam, Handler y Feinberg, 2005; Nelson, Martella y Marchand-Martella, 2002).
Los psicólogos educativos pueden asesorar al profesorado en relación al desarrollo de estrategias e intervenciones que disminuyan o eliminen las barreras al aprendizaje en el aula. La evidencia ha puesto de manifiesto que el desarrollo de actividades de feedback hacia el profesorado les capacita para mejorar sus estrategias de enseñanza y, consecuentemente, mejorar los resultados de los estudiantes (Rosenfield, Silva y Gravois, 2008).
2. Apoyo a la promoción de estudiantes saludables.
Los psicólogos educativos pueden trabajar con las administraciones para diseñar, implementar y conseguir su apoyo, en relación al desarrollo de programas de salud mental integral en los centros educativos. Estos programas de salud mental han demostrado su eficacia para mejorar los resultados académicos mediante la disminución del abstentismo escolar, la eliminación de los problemas de conducta, y aumentando nota final (President’s New Freedon Commission on Mental Health, 2003).
Los psicólogos educativos trabajan con los estudiantes y familiares para mejorar los aspectos asociados a la salud conductual, social y emocional de los niños. La investigación ha demostrado que los estudiantes que reciben este tipo de apoyo alcanzan un mayor éxito académico en la escuela (Fleming y cols., 2005; Greenberg y cols., 2003; Welsh, Parke, Widaman & O'Neil, 2001; Zins y cols., 2004)
Los psicólogos educativos proporcionan estrategias para el desarrollo de las habilidades sociales y de comunicación de los niños, la resolución de problemas, el manejo de la ira, la auto-control, la auto-determinación y el optimismo. La investigación ha demostrado que la mejora de estas habilidades se relaciona con la mejora de su competencia académica (Masten y cols., 2005).
Los psicólogos educativos pueden trabajar con los padres para que desarrollen estrategias eficaces de educación. Existe un importante cuerpo de evidencia científica sobre la eficacia de las intervenciones diseñadas a prevenir el desarrollo de conductas agresivas y antisociales y problemas relacionados en el ámbito familiar (National Research Council and Institute of Medicine, 2009).
3. Creación de un clima escolar positivo y seguro.
Los psicólogos educativos pueden trabajar con el profesorado y las administraciones para crear ambientes educativos y climas escolares facilitadores del aprendizaje. La evidencia muestra que la mejora del clima escolar está asociada a un incremento del rendimiento académico en relación a la lectura, la escritura, y las matemáticas (Hanson, Austin y Lee-Bayha, 2004; Spier, Cai y Osher, 2007; Spier, Cai, Osher y Kendziora, 2007).
Los psicólogos educativos pueden trabajar con las administraciones para promover políticas educativas y prácticas que aseguren la seguridad de todos los estudiantes, mediante la reducción de la violencia escolar, el bullying, y el acoso escolar. Las intervenciones psicológicas proporcionan apoyo a cada una de las áreas de la vida del estudiante, incluida la seguridad escolar (Bear y Minke, 2006; Brock, Lazarus y Jimerson, 2002).
Los psicólogos educativos pueden trabajar con las administraciones para mejorar la respuesta ante situaciones de emergencia en los centros escolares, mediante el desarrollo de habilidades de liderazgo, servicios específicos y coordinación con otros agentes comunitarios. La evidencia muestra que las intervenciones en crisis realizadas por psicólogos educativos han proporcionado una ayuda muy importante en situaciones específicas (Watkins, Crosby y Pearson, 2007).
4. Fortalecimiento de la relación familia-escuela.
Los psicólogos educativos trabajan con los estudiantes y sus familias para mejorar la educación y aplicar las estrategias aprendidas también en el hogar. La investigación ha demostrado que la colaboración familia-escuela ejerce un impacto positivo en el éxito escolar (Chirstenson, 2004) y en el bienestar general del niño en la etapa adulta (Reynolds y cols., 2007).
Los psicólogos educativos también pueden trabajar con los estudiantes y sus familias para identificar y tratar los problemas de conducta y aprendizaje que puedan estar interfiriendo con el éxito escolar. Las consultas psicológicas realizadas desde el entorno escolar han mostrado su eficacia para actuar de manera temprana sobre los problemas de conducta en niños y reducir las derivaciones a evaluaciones psicoeducativas (MacLeod, Jones, Somer y Havey, 2001).
Los psicólogos educativos pueden realizar programas de intervención temprana, diseñados a proporcionar a los padres conocimiento sobre el desarrollo infantil y estrategias para manejar el problema que presenta el niño. Los programas de intervención temprana dirigidos a los estudiantes en situación de riesgo, han demostrado su eficacia en relación a la disminución de casos de derivación a servicios de educación especial, reducción de las tasas de repetidores de curso, el disminución del número de asignaturas suspendidas, entre otras (National Research Council and Institute of Medicine, 2000).
Los psicólogos educativos pueden realizar intervenciones para mejorar el entendimiento y la aceptación de la diversidad cultural en el entorno escolar, y para desarrollar prácticas eficaces atendiendo a esta diversidad cultural. Existe considerable evidencia que muestra que no atender a las diferencias culturales y lingüisticas de los niños puede tener un impacto negativo en la evaluación y el rendimiento de los estudiantes (Ortiz, 2008).
5. Mejora de los procesos de evaluación y de incorporación de cambios.
Finalmente, la NASP señala que los psicólogos educativos pueden trabajar con las administraciones y el profesorado para recoger y analizar los datos relacionados con la mejora del clima escolar, los resultados de los estudiantes y los compromisos de cambio adoptados por el centro educativo (Watkins, Crosby y Pearson, 2007). Además, pueden trabajar en la identificación concreta de factores de riesgo y de protección para el rendimiento escolar. La evidencia científica muestra que la identificación y el manejo de estos factores en la escuela mejora el bienestar emocional del niño y su capacidad de resiliencia (Baker, 2008).
Artículo aparecido en: http://www.infocop.es/view_article_admin.asp?id=3149&cat=38
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