CON LOS OJOS DE LA INOCENCIA.
A la hora de abordar el tema del asociacionismo, se puede tocar desde muchos puntos de vista. Uno de los que más nos pueden resultar esclarecedores a la hora de valorar la importancia de estar asociados, o incluso de la importancia de una asociación, es la de saber que cuando hablamos de Asociaciones de Altas Capacidades Intelectuales, como habitualmente las denominamos, en realidad estamos hablando de Asociaciones cuyo objetivo suele ser la felicidad de los niños y niñas que la componen, que en realidad son los verdaderos protagonistas.
A lo largo de las siguientes líneas me gustaría poder explicar cómo se vive una asociación desde el punto de vista de un niño, tratando de bajarme hasta su nivel para explicar sus sentimientos, sus sensaciones ante lo que para él puede ser toda una aventura.
Generalmente nos encontramos con un grupo muy heterogéneo de niños y niñas, con muchas características diferentes que conforman a seres únicos, pero en este caso, a pesar de que no voy a poder recoger todos los puntos de vista, procuraré reflejar de forma breve las fases por las que pasa un niño que se adentra en el mundo de las Asociaciones de Altas Capacidades Intelectuales.
1ª FASE: “LA PRESENTACIÓN”
Marta de 7 años y Juan de 14 años son dos personas de Altas Capacidades Intelectuales. Hoy es su primer día en la Asociación. Sus padres les han dicho que van a asistir a un centro a hacer unas actividades muy interesantes programadas especialmente para ellos. Tanto Marta como Juan se muestran nerviosos el día anterior. Marta es extrovertida y Juan introvertido.
Por una lado Marta está deseando asistir porque sus progenitores le han comentado que va a hacer informática, y eso siempre motiva. Además sabe que va a encontrarse con otros niños y niñas que van a ser sus compañeros. En cierta forma y llevada por su curiosidad intrínseca está deseando asistir, aunque por otro lado se encuentra con un cierto resquemor, y es que cada vez que en clase le han dicho que hay trabajo extra, la mayoría de las veces ha sido más de lo mismo, algo poco motivante. Tras unos momentos de duda para decidir qué hacer, le puede más la curiosidad y sin problemas se monta en el coche. No tiene claro si va a clases particulares o si eso forma parte de la formación curricular, pero eso de ir a otro lugar a darla ya de por sí es algo diferente. No sabe qué va a encontrar.
Sus padres llegan y ella ve como rápidamente los adultos se integran, se presentan y hablan. Pero Marta se encuentra conque a pesar de que hay muchos niños y niñas, ella es la nueva, y eso podría hacer que destaque, y a ella, como a tantas niñas no le gusta destacar; de hecho ella ya decidió en primero de primaria que nunca iba a sacar más un ocho porque la miraban mal. Los padres la llevan a una clase diferente, está llena de ordenadores, pero en este caso la ponen con un ordenador para ella, y el profesor le comenta que puede encenderlo y se preocupa por tratar de saber qué conocimientos previos tiene.
Los padres la esperan a la salida de la clase y ¡Oh sorpresa! La niña viene sonriendo, jugando con otros niños y comentando que quiere quedarse un rato. Es la primera vez que Marta se siente identificada con otros. Es la primera vez que puede expresarse sin tener que justificarse por conocer algo o sin tener que buscar palabras que todos entiendan. Para los padres queda claro, la niña se ha integrado sin problemas, y para Marta la cosa queda clara, está deseando volver a la semana siguiente porque sabe que por fin no va a perder tiempo con cosas que no le sirven para nada, que no tienen en cuenta sus intereses, y fundamentalmente Marta sabe que la están tratando en la medida de su velocidad de procesamiento, en definitiva, en la Asociación, desde el primer día sabe que podrá desarrollar sus capacidades entre niños y niñas que son iguales a ella. Y encima puede correr y jugar mientras espera que los padres terminen de hablar.
La frase que resumiría lo que la niña siente es la que tantas veces hemos escuchado y que en definitiva es la que nos anima a seguir: “mami, papi, por fin me entienden, entienden mis chistes”. Fundamentalmente son libres para desarrollar la mente en la medida de sus posibilidades, se sienten acompañados por otros niños a los que no tienen que mentir acerca de cómo son, ni tienen que estar adaptándose en un continuo intento de ser aceptados.
El caso de Juan es distinto, es un chico de 14 años que acaba de ser diagnosticado. Sus padres le obligan a acompañarles, a pesar de que él preferiría estar haciendo otras cosas en casa, porque realmente hay que decir que Juan no tiene demasiados amigos, nunca se ha llevado bien con el resto de chavales de su entorno. Es un poco el “payaso” de la clase, fue la opción que eligió para poder ser aceptado, y si al principio se sentía mal al llevar a cabo su papel porque hubiera preferido poder dedicarse a otras cosas más productivas, poco a poco se ha ido acostumbrando a hacer payasadas y ya no le importa, de hecho no sabría hacer otra cosa. Su instituto es como una jungla, al igual que lo era el colegio. Los centros educativos han acabado siendo una cárcel a la que tiene que asistir porque sus padres le obligan. En definitiva, odia el centro educativo y todo lo que signifique estudiar o que tenga relación con ello.
Y ahora le dicen que va a ir a la Universidad a hacer un curso de Química. Sus padres están locos. Lo llevan allí porque por unas pruebas absurdas que le han pasado le dicen nada menos que es ¡Superdotado!, definitivamente sus padres están locos. Menudo revuelo se ha montado. Cómo voy a ser superdotado, se pregunta, si casi siempre suspendo. Desde que se lo han dicho su único afán es procurar por todos los medios que sus padres no se lo cuenten a nadie, porque con lo que le ha costado tener amigos, ahora lo único que le hace falta es que le digan empollón. Además que él no lo es porque no le gusta estudiar.
Al llegar a la Universidad se encuentra con un montón de familias que lo reciben saludándolo como si lo conocieran. Lo llevan a un laboratorio y una vez allí ve que hay muchos otros chicos y chicas que hablan entre ellos. Como Juan es muy tímido no se atreve a dar el primer paso, pero siempre en estos casos hay alguno que se acerca, se presenta y lo introduce en el grupo. En este primer contacto ve que los chavales, que al parecer son superdotados como él, no son tan bichos raros como esperaba, hablan de música, de deportes, pero también de juegos, de robótica, y comienzan a contar anécdotas que él entiende. Es la primera vez en su vida que encuentra a otros que hablan de cosas que le interesan, pero a un nivel de profundidad al que no está acostumbrado. Trata de hacer el payaso, lo miran y se ríen porque se entienden, algunos han tenido que pasar por eso. Al cabo de un momento entra la profesora y comienza a explicarle como van a realizar un experimento. Al principio se siente un poco perdido porque le faltan reflejos, demasiados años sin sacar sus capacidades, pero pronto comienza a embeberse por lo que hace, comienza a perder el miedo a introducirse en lo que realiza hasta perder la noción del tiempo. Se junta con los demás y comienzan a charlar y a debatir sobre química.
Es la primera vez en años que se siente liberado. Es la primera vez en muchos años que ha conseguido ser él mismo sin necesidad de ser “el payaso”, lo han aceptado por lo que es. Y lo mejor, como le dice entusiasmado al salir: “¡mami, entienden mis chistes!”. Y así, mientras los padres continúan hablando, él se va con sus nuevos amigos.
Aunque parece increíble es cierto, los niños y las niñas, así como los jóvenes, desde el primer día se sienten integrados, comprendidos, y para muchos es toda una salvación porque les da un sentido a su propia existencia. Siempre se han visto como bichos raros a si mismos porque reflejaban lo que los demás les mostraban de ellos mismos, la imagen normalizada de lo que los estereotipos dicen aunque eso no se cumpla en su caso, pero en muchos casos en este primer día estos jóvenes comienzan a entender que realmente hay otros como ellos, y eso en cierta forma da una esperanza y una explicación a sus vidas.
2ª FASE: “LA AMISTAD”
Esta fase, a mi entender mucho menos impactante, es la de la consolidación en las relaciones, y que coincide con todas las edades. Una vez que ellos han decidido ir asistiendo semanalmente a las actividades, los padres nos encontramos conque desde el principio casi todos les dicen a sus padres que los lleven, porque para ellos es importante y desde el principio aprenden a discriminar lo que son las actividades del colegio o del instituto, a las que van a hacer a la Asociación, aquellas son aburridas y estas son realmente excitantes, son una especie de aventura en la que no saben qué va a pasar, mientras que las curriculares son esa monotonía que los atonta.
En las Asociaciones también se puede comprobar como estos niños van haciendo sus propios grupos, porque como dije, son grupos heterogéneos que nada tienen que ver en muchos casos; de hecho cuando llega un nuevo socio, lo primero que hacen es ver y analizar al recién o a la recién llagada para ver si puede ser de su grupito, porque tienen muy claro que en la Asociación no van a tener que adaptarse a la mayoría, sino que pueden sentir la libertad de ser ellos mismos, y así no tendrán que obligar tampoco a nadie. Este analizar también se traduce en pensar cómo se sintieron ellos ese primer día, y de esta forma le dan cierto afecto para que el nuevo o la nueva puedan integrarse rápidamente. Aunque con lo anterior no quiere decirse que esa división de grupos sea radical, sino que a veces, los chicos y chicas se separan por intereses pero otras están unidos; curiosamente como cualquier grupo de jóvenes, y es que hablamos de chicos de lo más normal a la hora de adoptar estrategias de socialización.
Estas relaciones asociativas suelen mantenerse durante años, y como puede imaginarse, esto supone en muchos casos relaciones que van más allá de las actividades semanales, llegando a existir verdaderas amistades que perduran por años.
FASE 3: DESAPEGO.
Es bastante habitual que llegado un momento y a partir de una edad, los jóvenes, por el desarrollo de sus relaciones personales en muchos casos deciden alejarse del entorno asociativo, porque necesitan mantener otras relaciones, generalmente compañeros y compañeras de instituto, que lógicamente son los amigos con los que pasan horas y horas y con los que la amistad se ha hecho más fuerte. Es ley de vida. Pero a pesar de ello, si la actividad es lo suficiente interesante, ellos quieren seguir acudiendo porque se sienten como en casa, aunque son muchos los que ya se van desapegando de las actividades que no de sus amigos. Por lo que podemos ver, a pesar de que se han alejado y no se ven entre ellos durante un tiempo, al coincidir en algún encuentro puntual, los más mayores siguen manteniendo esa relación de amistad que nunca se pierde, de hecho, a través de las redes sociales en muchos casos están en contacto.
Una cosa que si que suele suceder es que a la pregunta de si les ha servido su paso por las Asociaciones, van a responder afirmativamente; de hecho hay que decir que ellos mantienen muy arraigado ese valor de pertenencia, ya que se sienten integrantes e integrados. Y hay que decir que probablemente para muchos pasar por la asociación ha supuesto una diferencia en sus vidas, algo que les quedará por el resto de sus días. Como dije con anterioridad, en algunos casos hablamos de un lugar para divertirse, para otros será un lugar para relacionarse por primera vez, pero para la mayoría es una especie de brújula que les permite centrarse y comprenderse, lo cual es un verdadero desahogo.
Un ejemplo muy interesante en primera persona lo pueden encontrar en estos dos enlaces:
http://asociacionarete.blogspot.com.es/2010/08/una-alta-capacidad-relato-de-nati.html
http://asociacionarete.blogspot.com.es/2011/11/manifiesto-importante.html
Todo lo anterior está basado en experiencias personales y asociativas. Sólo puedo decir que en los aproximadamente 7 años que llevo en el mundo asociativo, ver lo que supone para estos niños y niñas de carne y hueso su experiencia en este entorno, me hace convencerme de lo necesaria que es la labor que se lleva a cabo en estas entidades sin ánimo de lucro. Esto fue lo que me llevó a implicarme desde el primer momento, ayudando en las labores en la que era requerido, y posteriormente llegando a ocupar los puestos de Presidente de la asociación onubense ARETÉ (2008-2010), la Vicepresidencia de ARETÉ (2010-2012), que comparto con la Presidencia de la Federación Andaluza FASI (2010-2012) y la Presidencia de la Confederación Española CONFINES (2011-2012). Esto también me ha llevado a colaborar con entidades como la Fundación AVANZA, a la que considero todo un referente en este mundillo asociativo.
Diego Rodríguez Toribio.
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